18. La
decisión
-Silver me
alegro mucho de verdad- dijo Miranda admirando la magia de Klaus- siento
haberme puesto así- ahora se dirigió a él arrepentida por sus actos.
-Lo que has
hecho me ha hecho darme cuenta de que significo mucho para ti, gracias- le
dije.
Entonces nos
dimos un rápido abrazo los tres y recogimos las bolsas y todo el desastre por
la pelea.
-Eh- sopló de
repente Miranda, ambos nos quedamos absortos.
-¿eh, qué?-
preguntó Klaus.
-Que el
Monasterio del Norte está solo a un par de millas, y la daga con él, estamos a
punto chicos, lo conseguiremos. – ella siempre tan positiva.
-¿Vosotras os
dirigís allí?- preguntó con preocupación.
-Sí, nosotras
tenemos que conseguir todas las dagas antes que los hechiceros, ese es nuestro
plan Klaus, mira- le dije mientras sacaba la preciosa daga que si teníamos para
enseñársela.
Se quedó
alucinado al verla:
-Nunca había visto una de las dagas, solo en dibujos, es mucho más bonita de lo que parecía.
-Nunca había visto una de las dagas, solo en dibujos, es mucho más bonita de lo que parecía.
-Los hechiceros
ya nos quitaron una y tenemos que recuperarla, será una guerra dura pero
tenemos que hacerlo por el bien de Eskeindran- lo interrumpió Miranda.
-Pero… En el Monasterio
del Norte está mi antiguo grupo de hechiceros, y mi padre…- se atragantó un
poco al informarnos.
-Klaus- le dije
mientras le quitaba el pelo de la cara dulcemente- tienes que enfrentarte a él,
sino nunca serás libre, yo confío en ti, y con nuestra ayuda, podremos matarlo
si eso es lo que quieres.
Se apartó dos
pasos de mí en cuanto se lo propuse.
-¡¿Matarlo?!
¡Yo no quiero matar a mi padre! ¡¿Cómo puedes decirme una cosa así?!
Tragué saliva,
no me esperaba esa respuesta después de todo lo que ha pasado.
-Pero… ¿Qué
dices? ¡Klaus tu padre te maltrataba!
Se cayó al
suelo del impacto de mis palabras.
-¿Estás
bien?-preguntó Miranda.
Él no contestó,
se quedó sentado en el suelo con la cabeza entre las rodillas esperando a que
alguien le dijera que hacer. Es posible que a pesar de todo piense que su padre
no quería hacerle daño, que era su forma de ser.
Miranda empezó
a acercarse a él para ver cómo estaba pero yo la detuve con mis manos y le
dije:
-Necesita un momento para pensar.
-Necesita un momento para pensar.
Yo necesitaba a
Klaus para seguir, no podría soportar que le pasara algo, que se fuera solo,
tenía que protegerlo como fuera. Pero, ¿y si decidía que a partir de aquí
continuaría solo? ¿Y si viene con nosotras y su grupo acaba con él por
traicionarlos de esta forma? Es una persona tan inocente, tan pequeño, no puede
tomar una decisión tan importante sin tener la experiencia suficiente. Entonces
me di cuenta de lo que necesitaba, asique me senté frente a él y le dije:
-Nunca más vas
a volver a estar solo Klaus, haremos lo que quieras, pero no voy a dejar que te
marches si eso es lo que habías pensado- el negó con la cabeza- eres demasiado
joven para tomar este tipo de decisiones. Pero ya no estás solo, yo estoy aquí
para ayudarte. Estaré contigo todo el camino, te lo prometo. – esbocé una
sonrisa al finalizar.
Él me volvió a
abrazar y me dijo:
-Tienes razón
Silver, tenemos que matarlo.
-Has tomado la
mejor decisión.
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