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lunes, 22 de octubre de 2012

2. Rio Monket


2.            Rio Monket

Una semana antes…
Había pasado un día desde que nos subimos a Pegaso, Justin, Miranda y yo.
Estábamos aparcados aun en Cuiky, al lado del rio Monket, teníamos que atravesarlo para poder llegar a Roplex, lugar de Enanics, para poder continuar hasta la muralla Persik que separa Roplex y Unrruk de Supak, que es donde se encuentra el remolino y al lado el Monasterio del Norte con su preciosa y escurridiza daga dentro, allí es donde nos dirigimos.
Miranda y yo estábamos chapoteando un poco en el rio a la espera del despertar de nuestro querido Justin.
Me reí por la expresión de cachondeo ligeramente marcada en la cara de Miranda.
Y ella se hechó a reír gracias a que yo también lo hacía.
-Oye, sé que no te lo he dicho antes, Silver, pero quiero que sepas que yo te considero una amiga y que os estoy muy agradecida a ambos por ayudarme a encontrar a mi hermana, gracias- me dijo con toda la sinceridad del mundo-.
-Venga ya no es nada, nos viene de paso- me reí- no que va, es un placer-.
-Ya, ya- su risa me provocó una carcajada-.
-¿Lo despertamos?
-Venga.
Miranda me cogió del brazo con fuerza y me arrastró hasta él y su profundo sueño.
Miranda pegó un grito impresionante y luego dijo con una increíble alteración fingida:
-¡Oh dios mio!- me giñó un ojo cuando observó mi absurda confusión-  ¡Los hechiceros vienen a por nosotros!... –Se dio cuenta de que Justin no hacia ninguna mueca de despertar ni nada y aumentó el ritmo de su pequeña mentira- ¡Justin, se están llevando a Silver a rastras y contra su voluntad!
¿¿Que?? La miré furiosa como diciéndole que se había pasado, ella me sonrió y yo suspiré.
Justin despertó sobresaltado, mirando a todas partes hasta que me encontró, se acercó a mí corriendo y me abrazó, y luego dijo:
-¿Pero es que estáis locas?
-Díselo a ella, ella es la que esta loca- solté una risita después de decirlo-.
Ella se carcajeó y dijo:
-Esta bien lo siento – risas – vale – risas- perdón, me he pasado, anda no te enfades-.
Él le sonrió.
-Venga, vámonos, tenemos mucho que hacer- ordenó seriamente-.
-¿Es que no te puedes divertir ni un minutito?- soltó la loca de Miranda-.
Eché un paso hacia atrás, alejándome.
-¿Que? No hay tiempo para eso-.
-Venga un ratito…Anda…-.
-¿Quieres encontrar a tu hermanita o no? No parece que tengas muchas ganas- miró al suelo-.
Otro pasó hacia atrás. Miranda suspiró y puso los ojos en blanco.
-Ya…-continuó Miranda- pero antes tendremos que saber algo de las criaturas que nos podamos encontrar en Roplex, ¿no, Silver? Anda búscalo en el libro de las especies e ilumínanos-.
Justin y yo nos miramos, y saqué el libro de la mochila.
-Esta bien…-empecé- Dice así:
‘’Habitan en Roplex, estas criaturas son pacificas, no harían daño a nadie ni aunque se lo hicieran a ellos.
 A parte de los humanos y de los hechiceros son la especie mas desarrollada que existe, que sean pequeños no significa que no puedan hacer grandes cosas, ya que ellos construyen su propio poblado.
También son muy inteligentes ya que viven al lado del rio Monket, lo que les proporciona una fuente inagotable de agua dulce, se alimentan de los frutos de los árboles de los alrededores.
Si te presentas en su humilde morada no te echarán, al contrario, te proporcionarán cobijo. ’’- terminé-.
-Estupendo- dijo Justin-.
-¿Porque?- preguntó Miranda-.
-Porque tengo hambre- dijo con una media sonrisa sarcástica-.
Sonreí, y Miranda soltó una risita.
-Vale…eh…- se carcajeó-  anda, vámonos-.
Empezamos a andar…
 Unos minutos después nuestros pies fueron acariciados con la suavidad del agua de la orilla del rio.
-¿Y…Como lo vamos a atravesar?-pregunté sobresaltada-.
-¿Es que no sabes nadar?-dijo Miranda sarcásticamente-.
-Subiremos a Pegaso, y éste nos llevará volando- dijo Justin mientras me observaba inquieto-.
Enredó los dedos de su mano con los míos y me acompañó hasta el caballo. Primero subió él luego me ofreció su mano como aquel día en la ciudad de Staixek.
Subí encantada y una vez arriba sonreí.
Miranda nos miró celosa y luego dijo:
-Eh…Vale… ¿Y yo que, soy una pared?
Me reí a carcajadas y Justin dirigió a Pegaso hasta ella y se quedó esperando a que subiera. Ella suspiró y subió al caballo insultándolo entre dientes.
Pegaso sobrevoló el río, era muy ancho, casi no podía ni  ver el otro lado. Sus patas estaban salpicándonos ya que estaba volando muy cerca del agua, eso nos hacia sonreír.
Ya se podía ver, me quedé asombrada, era un lugar inmenso, con árboles, prados, la tierra era regular no habían montañas ni agujeros en ella, habían pequeñas casitas muy acogedoras y agradables a la vista, las puertas de las casas extrañamente eran redondas al igual que sus diminutas ventanitas.
Se podían ver como graciosos y pequeños bichitos merodeando por ahí.
Cuando nos acercamos más pude verlos de cerca, me llegarían hasta la rodilla, los más altos. Tenían membranas entre los dedos de los pies y de las manos, el cuerpo y la cabeza eran redondos y con un solo y gigantesco ojo que les ocupa toda la cara y unos cuernecitos como orejas.
Eran muy monos, pero tenían un aspecto de seriedad que asustaba un poco, menos mal que eran pacíficos, aunque…
 ¿Por qué fiarnos del libro de las especies? ¿Qué se yo? Solo sé que me lo dio el supuesto rey de Staixek, ¿Por qué confiar en el primer desconocido que te dice que es un rey? En aquel momento no pensé, solo actué.
No lo había pensado jamás, es tan fácil engañar a la mente humana… tan triste…
Pero bueno, ahora no es momento para cuestionárselo todo, confiaré en mi instinto.

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