7. La Muralla Persik
Se
acabó nuestra risa estúpida y nos miramos fijamente, su mirada dejó de ser
divertida y se puso seria de repente y luego me dijo:
-Vamos,
tenemos mucho que hacer, Silver-.
Yo
ahogué mis sentimientos destruidos después de que el “él” de mi vida se
marchara y le presté atención preguntándole:
-¿Cómo
vamos a travesar la Muralla?
-Fácil,
el único que no podía volar era Justin ¿recuerdas? Y ahora que no esta podemos
ir volando las dos, ¿Qué te parece?
Sinceramente
no me acordaba de que podía volar pero recordé que en Labek voló hacia donde
estaba yo.
-Si
es verdad, aunque yo todavía no domino mis alas tan bien como tú-.
-Eso
es cierto, pero hay que intentarlo las dos a la vez, ¿pararemos arriba de
acuerdo?
-Venga,
vamos- dije cansada-.
Cogí
mi mochila y me la coloqué en la espalda de modo en que dejaba mis brazos y mis
alas por el mismo hueco, de tal manera en que podía volar y andar sin ninguna
dificultad, Miranda hico lo mismo.
Ambas
nos miramos, yo preocupada, ella divertida, y me dijo para tranquilizarme:
-Venga, que no va a pasar nada, sino lo intentamos nunca lo sabremos-.
-Venga, que no va a pasar nada, sino lo intentamos nunca lo sabremos-.
Era
una líder nata, capaz de escalar los corazones de la gente a la que intenta
convencer, capaz de trepar hasta los sinfines del conocimiento, logra dejarse
querer hasta un punto en el que la sigan, es impresionante su poder de
persuasión.
Sus
tranquilizadoras palabras hicieron posibles los movimientos de mis alas al
abrirse.
Las
suyas también se abrieron, eran mas pequeñas y final que las mías y negras
también, pero las mías eran de pluma, y las suyas de piel.
Me
puso la mano en la barbilla y me guío la cabeza hacia el cielo, hacia el final
de la Muralla, haciéndome entender que era alto el lugar conde nos dirigíamos.
Luego
me apartó la mano, me miraron esos ojos verdes oscuro tan bonitos y grandes
divertidos.
-Nos
vemos arriba pequeña.
Me
dijo de broma pero yo me lo tomé como un desafío.
¿Pequeña?
Me reí en mi interior, pero luego pensé que era mejor olvidarlo.
Sus
labios rojos me sonrieron dejando ver sus dientes blancos y sus colmillos y
luego miró al cielo, y como ella lo hico yo también, y cuando me volví para
mirarla de nuevo no estaba, se había ido volando asique mire arriba para
encontrarla y allí estaba, volando verticalmente a la velocidad de la luz, era
la hora de intervenir.
Mis
alas se agitaron todo lo rápido que podían hasta que consiguieron ellas solitas
levantar todo mi cuerpo en el aire, entonces sonreí por mi logro y sin darme
cuenta ya estaba volando hacia arriba.
Había
mucha niebla, no veía el final de la Muralla.
Pude
oler a agua, a mojado a… ¡a lluvia! Empezó a caer agua del cielo hasta que me
mojó completamente, y me puse a reírme muy alto de la ilusión, nunca había
visto llover después de lo de la amnesia, ¡y me encantaba! Pero pensé que ojalá
Justin estuviera aquí, a mi lado, estos son la clase de momentos que me hubiera
gustado compartir con su sonrisa.
Dejé
de pensar en eso, no quería deprimirme aun mas asique me concentré en llegar a
la cima.
La
pared ahora empapada de la Muralla resbalaba una barbaridad, decidí no apoyarme
en ella aunque eso significase que el vuelo se me iba a hacer mas complicado.
Seguí
volando todo lo que pude, por lo menos estaba un cuarto de hora volando a toda
velocidad hacia arriba, sin seguir ninguna indicación más solo: “Nos vemos en
la cima” y ya está…
Llegué
a un punto en el que mi cuerpo ya no aguantaba ni un aleteo más, estaba
agotada, no podía seguir, mi cuerpo no me lo permitió, cerré los ojos del
cansancio de dormir mal todas las noches por razones obvias…
Cuando
los abrí me di cuenta de que estaba cayendo, de que no había aguantado, había
parado de llover, me dio verdadero terror morir e intenté agarrarme a la
Muralla con mis uñas, pero caía a demasiada velocidad ¿ahora que iba a hacer?
Conseguí
cogerme a un saliente que tenia un ladrillo, a un error de alguien al
construirlo, ese alguien me había salvado la vida.
Suspiré
aliviada, cogiéndome a esa pequeña repisa con los diez dedos, ¿Cómo iba a subir
arriba?
Me
tambaleé y conseguí posar la puntita de mis pies ahí encima, y me puse de pie
como pude, miré abajo y estaba tan lejos el suelo que me dio terror volver a
mirar asique no lo hice.
Miré
hacia arriba, todavía me quedaba mucho trozo que escalar…
Estaba
preocupada, no iba a poder hacerlo, no lo conseguiré.
Asique
con la esperanza de que Miranda me oyera grité su nombré con toda la fuerza de
mi garganta, pero nada, ahora estaba sola.
Descansé
allí de pie un rato e intenté volver a volar, pero mis alas se habían cerrado y
no se iban a volver a abrir, al menos aun no.
Suspiré
agobiada y me cayeron unas cuantas lágrimas silenciosas, intenté encontrar la
manera de seguir luchando…
Me
quedé en blanco, paralizada, sin nada a lo que aferrarme, tenia miedo…
Cerré
los ojos con la esperanza de que así todo se solucionara…
Cuando
los abrí tenia la cabeza apoyada en el hombro de alguien a quien no conseguía
verle la cara, estaba sentada en su espalda, a caballito.
Estaba
volando hacia arriba asique miré el cielo y lo que vi fue el limite de la muralla,
el final, ¡lo había conseguido!
Conseguimos
llegar a la meta y bajé de su espalda, me di la vuelta, era Miranda, ella me
había salvado, mi mejor amiga, la mejor del mundo, fui corriendo hacia ella y
le di un abrazo, y ella me contesto como tal.
-Pero,
¿Qué hacías ahí enganchada?- me preguntó con verdadera sinceridad y con una
sonrisa en la cara.
Yo
me reí y le contesté como pude:
-Estuve
volando mucho rato y me cansé y cerré los ojos y cuando los abrí estaba cayendo
entonces me agarré a un saliente en un ladrillo-.
Ella
soltó una carcajada y luego me contestó:
-¿Y
porque no seguiste volando una vez ahí?
-No
se, no podía, no me iban las alas, tenia mucho miedo, ¡muchas gracias por
salvarme en serio!
Nos
volvimos a abrazar.
El
sol nos daba a ambas directamente, la Muralla era mas ancha y larga de lo que
me había imaginado, desde aquí arriba se podían tocar las nubes, era un lugar
perfecto para unos enamorados…
Pensé
que este lugar estaba hecho para que nadie pudiera pasar de un lado a otro, si
no tienes alas es completamente imposible, nosotras tenemos suerte de tenerlas.
Aquí
arriba nos estábamos congelando ya que en el lado que intentamos cruzar esta
todo frio y lleno de nieve, estamos en el norte, donde hay muchas burbujas de
aire congelado colgando de los árboles.
Estaba
anocheciendo y decidimos acampar en este bonito y helado lugar.
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